sábado, octubre 21, 2006

The road less travelled by/ el camino menos transitado


Nuestro museo se encuentra al final del camino menos transitado, que es –naturalmente- un caminito que el tiempo ha borrado.

"El camino menos transitado" es un ejemplo de lo que ocurre con las metáforas exitosas: se incorporan al repertorio retórico de una comunidad lingüística y ahí enfrentan el paso del tiempo, desgastándose, asimilándose al sentido común, convirtiéndose -en fin- en el camino mas usado de todos. Lo mismo pasa, por supuesto con nuestras vidas (que son los ríos/ que van a dar a la mar, etc.).

A tal punto ha sido exitosa la metáfora del poeta estadounidense Robert Frost, por su alusión a la dificultad y la necesidad de optar, que se reconoce incluso aun a pesar de todas las ambigüedades del poema original, que aquí se incluye:

The Road Less Taken

TWO roads diverged in a yellow wood,
And sorry I could not travel both
And be one traveler, long I stood
And looked down one as far as I could
To where it bent in the undergrowth;

Then took the other, as just as fair,
And having perhaps the better claim,
Because it was grassy and wanted wear;
Though as for that the passing there
Had worn them really about the same,

And both that morning equally lay
In leaves no step had trodden black.
Oh, I kept the first for another day!
Yet knowing how way leads on to way,
I doubted if I should ever come back.

I shall be telling this with a sigh
Somewhere ages and ages hence:
Two roads diverged in a wood, and I—
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference.

El poema relata una anécdota de engañosa sencillez: un viajero llega a un cruce de caminos y elige, en un impulso, tomar aquel que parece menos transitado. El poeta se apoya en la metáfora de "el camino de la vida", que es lo suficientemente añeja como para ser reconocida implícitamente por el lector, y la desarrolla. Si la vida es un camino -cosa que todos aceptamos incluso antes de leer el texto- debe tener recodos, cruces, estrechamientos, uniones, una meta, y cada uno de esos accidentes del terreno puede aprovechar la potencia de la metáfora inicial.

El camino menos transitado, que es aquel por el cual se inclina en viajero del poema, ha sido masivamente interpretado como una afirmación de individualidad, lo que es esperable en una cultura como la estadounidense. Seria interesante contrastar las lecturas del poema en los Estados Unidos con la que se puede hacer en sociedades con tradiciones comunitarias mas intensas; o en ese mismo país entre jóvenes y viejos, hombres y mujeres, el Norte y el Sur.

El poema se refiere al camino menos transitado (the road less travelled by), que es el que el viajero tomó, el que estaba cubierto de hierba crecida y hojas, como pidiendo ser pisado; pero el título se refiere al camino que el viajero no tomó (the road not taken). En algún lugar, años después, con un suspiro, el viajero ha de confesar que tomó el camino menos transitado (no el correcto, o el incorrecto) y que esa fue una decisión con consecuencias. La nostalgia con la que culmina el poema puede dirigirse igualmente a la irreflexividad juvenil con la que se optó por la senda ignorada, o hacia el recuerdo de la otra senda, que exploró con la mirada. El poema original, pues, puede ser celebratorio, resignado, incluso arrepentido, pero el uso común es siempre el mismo: una entusiasta llamada a la acción innovadora, una palmadita de felicitación.

Un excelente ejemplo de normalización nos lo da el Sr. Nils Diaz, presidente de la Comisión Reguladora de Energía Nuclear de los EEUU, en un reciente discurso, aburridísimo puesto que no es mas que una enumeración de logros burocráticos en una oscura oficina estatal; pero repleto de metáforas o -mejor dicho- de una metáfora en distintas variantes. La metáfora del camino, que indica agencia y opciones. Véase el siguiente párrafo:

Hemos avanzado (we've come a long way) gracias a los esfuerzos conjuntos de la comisión y su equipo técnico tomando el camino menos transitado, una ruta donde el buen análisis de seguridad supero lo reactivo o lo arbitrario; una ruta donde la unidad de propósitos y políticas estuvo clara, siguiendo el voto de la mayoría y el respeto a esa decisión; una ruta donde las decisiones de la comisión se ejecutaron por el equipo técnico con responsabilidad creciente, en conexión con las instancias de toma de decisiones y apoyada por los roles de política y administración bajo el Plan de Reorganización.

De la metáfora original, que indica ambigüedad, tensión, quien sabe si un poco de arrepentimiento, no queda mas que el resultado positivo celebrado por quien se atrevió a hacer algo nuevo. A tal punto, que lo nuevo termina convirtiéndose en lo normal:

El camino menos transitado de hace diez años es ahora el camino señalizado
por el trabajo de muchos, señoras y señores, y yo les agradezco por su contribución
al bienestar de nuestro país.

Encuentro un uso mas clásico de la metáfora en un discurso del ex-presidente George H.W. Bush en la universidad Tufts en 2003:

Devolver el medio oriente a la ruta de la paz requiere -a mi juicio- que las partes escojan de nuevo la ruta difícil, el camino menos transitado. Va a requerir que los líderes de la región propongan una nueva perspectiva y que su gente la acepte. Va a requerir que de nuevo tengan el coraje de erguirse sobre la violencia y las recriminaciones y escoger la esperanza, no el odio.

Me gusta mas este uso porque crea un paradigma muy sencillo y efectivo, donde la ruta o el camino construyen la equivalencia entre "la paz", "lo difícil" y "lo menos transitado". De todas formas, “el camino menos transitado” se usa para indicar la innovación y la audacia, y las variables del poema original se ignoran.

Algo parecido a lo que le pasa a Frost -la maldición del éxito- le ha ocurrido al poeta peruano César Vallejo, cuyo "hay, hermanos, muchísimo que hacer" ha sido apropiado por alcaldes, ministros, presidentes y líderes aspirantes para indicar esfuerzos constructivos, quedándose en una de las múltiples dimensiones del poema original. Recuerdo aqui -con nostalgia frostiana- que alguna vez fui invitado a la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos a participar en un panel sobre el tema "Vallejo y la salud", que debía ser -creo recordar- una reflexión sobre lo que el poema de Vallejo sugería a la juventud revolucionaria peruana que estudiaba medicina, por eso de "Señor Ministro de Salud; ¿qué hacer?".

Pero volvamos al camino: mis lectores peruanos recordarán que la insurgencia más brutal de nuestra historia se llamó “Sendero Luminoso” y vale la pena recordar aquí que su dirigente central –Abimael Guzmán- poco después de su captura (y poco antes de su capitulación) se refirió a su arresto en la siguiente forma:


Nosotros estamos aquí en estas circunstancias.
Unos piensan que es una gran derrota: ¡sueñan! Les decimos: "sigan soñando".
Es simplemente un recodo, nada más, ¡un recodo en el camino!
El camino es largo y con ese llegaremos, y, ¡triunfaremos! ¡Ustedes lo verán!
¡Ustedes lo verán!

El discurso de Guzmán no estuvo exento de oscuras claves burocráticas, como la llamada a proseguir las tareas del “III Pleno del Comité Central”, del “IV Plan de Desarrollo Estratégico” y el “VI Plan Militar”. Pero las frases iniciales son retóricamente muy exitosas porque hermanan sin solución de continuidad dos metáforas clásicas: la del sueño como ilusión y la del camino vital. La primera, al referirse a estar “…aquí… en estas circunstancias” y a los “sueños” del enemigo, lo que es una variación del monológo de Segismundo; y la segunda, por supuesto, al hablar del “recodo” del camino, la desviación que alguna vez el terreno le impone al camino, impidiendo que vaya en línea recta, pero no llegar a la meta.

El camino como metáfora de vida ha de ser uno de esos paradigmas interculturales que todos compartimos. Un uso antiquísimo, por supuesto, viene de la Biblia, en Mateo 7, donde se habla del “camino ancho” que lleva a la perdición y el “camino estrecho” que lleva a la salvación, y –por supuesto- Juan 14, donde a la pregunta de Tomás (“Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo podemos saber el camino?”) Jesucristo se proclama a sí mismo “el camino, la verdad y la vida”.

Y hasta aquí llegamos; es hora de hacer una pascana a la vera del camino.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Y que tal si incorporas una sección de peruanismos sabrosos, como es "estoy hasta las huevas", o el igualmente popular "misión imposible", u otros más optimistas como "aquí, tirando lente...". Puedes ser un modernísimo "no estás ni ahí" o un arcaísmo erótico llamado "fué de puro vacilón". Además, podemos construir una sección gourmet, con frases como "palta" "palteado", "Palteadísimo", "asado", "esa es su tacu tacu", o "hagamos el recu tecu", "estoy saltón", "hasta las caiguas" (viejo aforismo de los abuelos) o el más agresivo "métele un rocoto para que se mueva de una vez".

En fin, presto a colaborar con este magno Museo. Todo sea por la cultura.

Chaufa,

octubre 22, 2006 6:19 p. m.  
Blogger Eduardo Gonzalez said...

Alguna vez lei un excelente libro chileno sobre las variaciones de la palabra "huevon", publicado por LOM Editores. Es un texto tan completo que estoy convencido de que este modesto blog debiera simplemente ubicarlo y citarlo (si algun lector lo tiene, por favor, ofrezcalo, yo pago los costos de envio).
Sin embargo, acepto de muy buen grado la oferta de un articulo sobre las variables de la palabra "palta" (caido del palto, palteado, paltazazazaza, etc.)

octubre 23, 2006 1:49 a. m.  
Blogger Isaac Cazorla said...

Hace algunos años (pre-cancillería fujimorista) Fernando de Trazegnies tenía una página web en la PUCP en la que mantenia un museo de objetos virtuales, si no me equivoco sacados hasta de refranes. Recuerdo haberle sugerido por e-mail que expusiera la mesa de San Francisco (en donde comen cuatro y pueden comer cinco), cosa que hizo. Ahora se me ocurre que hasta las canciones pueden aportar objetos inasibles, virtuales, que bien pueden ser expuestos en este museo, aunque se me ocurre uno difícil de graficar: el domingo a las doce después de la misa. Más fácil tal vez sea encontrar a la comadre cocoliche, al caballero de fina estampa, el callejón de un solo caño (nada virtual), la peruanita bonita, el cariño malo, la noche de tu ausencia (ésta la veo difícil), el montonero arequipeño y para no excluir al rock de los ochentas, el maquillaje sensual.

Felicitaciones por el blog!

octubre 26, 2006 12:41 a. m.  
Blogger Eduardo Gonzalez said...

Son muy buenas sugerencias, y desde ya se vuelven un reto para nuestro modesto museo. "La noche de tu ausencia" es uno de mis valses favoritos, aunque creo que no se usa como metafora en el lenguaje corriente. No conocia de la aficion del ex-canciller, cuyo servicio al fujimorismo algunos han de considerar un "recodo del camino" y otros un "quitarse la mascara". Vale el dato, a ver si logramos que se convierta en un donante para este museo.

octubre 26, 2006 1:03 a. m.  

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